lunes, 26 de diciembre de 2011

Fugacidad

Cuando era pequeño
recuerdo largos paseos
y tardes de rodillas ensangrentadas.

Parecía no correr el tiempo
y sonreír era la única premisa.

Y ahora
lágrimas desfilan por mis surcos,
aún jóvenes,
cada noche.

Y tengo miedo.
Quizás ante la nada.
Ante la inmensidad de la muerte.

Ahora me toca apagar las luces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario