Desgraciados, dejad de asesinar la conciencia impoluta de los niños con vuestra esperpéntica parafernalia consumista. Les embotáis la mente con programas infantiles que incentivan la mediocridad y el consumo mientras son postrados 24h al día ante anuncios rimbombantes que les ofrecen la posibilidad de saciar unas necesidades estúpidas orquestadas por un cínico sistema que rinde culto al dinero y no a la persona.
Otras Navidades homicidas exentas de amor a la vida.
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